19/2/12

CARTA DE UN HIJO A SUS PADRES COMPLACIENTES

Casualmente ha caído en mis manos esta carta, y me ha parecido tan bonita para la reflexión, que la cuelgo aquí para compartirla con todos los padres que sigáis este blog. Como veréis, no tiene desperdicio.
Comprenderme no significa que me dejéis hacer lo que me dé la gana. Significa estar conscientes de que como soy niño, sólo quiero hacer lo que me parece divertido. Pero educarme, es obligarme a hacer lo que es mi deber.
Si siempre me dais gusto en todo lo que quiero, me vais a convencer que quienes me quieren, tienen la obligación de complacerme en todo.
Permitid que me frustre cuando no logro lo que quiero. Sentirme frustrado no me convierte en un ser infeliz, pero no saber lidiar con la frustración, sí puede hacerme desdichado.
Cuando no me ponéis límites o cedéis a todas mis pretensiones por miedo a disgustarme, os veo tan débiles, que vivo ansioso y no me inspiráis respeto,sino decepción.
No seré mejor persona porque me ayudéis a solucionar todos mis problemas. Permitidme pagar las consecuencias de mis errores y aprender de ellos.
Al defenderme ante mis profesores cuando merezco una sanción, me enseñáis que vuestro respaldo y complicidad me libran de cualquier responsabilidad.
Si me complacéis demasiado y me exigís poco, me convencéis de que no tengo deberes, sino derechos a toda suerte de privilegios.
Al vivir pendiente de recordarme mis obligaciones y haceros cargo de ellas, no me enseñáis a cumplir con mi deber, sino a ser irresponsable.
Cuando me amenazáis con sanciones, pero no las cumplís aunque las merezca, significa para mí que no tenéis seriedad y dudo de vuestra autoridad.
Al permitirme que yo tenga la última palabra en las decisiones familiares, establecéis que yo soy el que mando en casa, y que todos debéis someteros a mi voluntad.
Vuestro permisivismo me descontrola y llena de inconformidad, mientras que vuestra firmeza me dice que me queréis tanto, que para vosotros es más importante educarme que agradecreme.
Recordad que son los temores o las culpas y no vuestro amor, lo que os anima a complacerme y darme más.

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